Por Silvana Vetö / Revista Carcaj
“En este sentido, y esto es algo que desde el inicio del libro se encuentra tematizado (sobre todo por Astrid Ulloa), me parece que el concepto mismo de antropoceno, es un concepto colonial: “(…) necesitamos desconolonizar nuestras categorías. Por tanto, es necesario que América Latina haga un llamado a la descolonización de las imposiciones coloniales como una forma de producir conocimiento, relaciones de poder y nociones de naturaleza” (p. 144). En este sentido, los textos abordan otro tópico clave de la discusión en torno al antropoceno: la manera desigual en que afecta a las distintas regiones y grupos, y por otro lado cómo esas regiones y grupos más expuestos, mujeres y pueblos indígenas, pueden aportar a repensar el problema de las humanidades.
La devastación por el hombre blanco y el capital, su capital, afecta mucho más a las regiones del “despojo”, como América Latina, marcadas por el extractivismo y la violencia política que inexorablemente lo acompaña (nexo que subraya raúl rodríguez en su Presentación), es decir, los lugares donde “la naturaleza como mercancía bajo el neoliberalismo” es aun más evidente (p. 125), debido a la escasez, por ejemplo, de recursos hídricos, y a su dependencia financiera de los países del Norte. Y dentro de dichas regiones, afecta mucho más a las mujeres y los pueblos indígenas, representados, como ya ha mostrado Judith Butler, entre otrxs, como vidas abyectas y menos dignas de ser vividas y lloradas.”