Por Catalina Ríos / D21

“Para Hernández la poesía pareciera ser un estar cautiva, un sometimiento ante las palabras que en su autonomía hacen presa a quien está en el diario vivir como cualquiera. El desafío es que la palabra poética “más que perseguir juegos estéticos, debe perseguir develaciones” (Hernández, 2013, p. 214), y esto solo se consigue en el amago. Entender la poesía como la única manera de poder respirar, absorber el mundo con constancia y disimulo. Hacerlo, también, desde un lugar ético: Elvira Hernández pone a los poetas al nivel de los parias y, desde ese lugar, “la poesía hace política, habita la polis y nada le es ajeno” (de Mora, 2022). De ahí la contingencia de voces como la de Elvira Hernández, desde la circulación clandestina de La bandera de Chile en dictadura hasta las apariciones de sus versos en protestas e intervenciones en la revuelta social.”

Sin título, pasteles grasos sobre tela, 20×25 cm., Cat Contreras.