Por Silvana Vetö / Revista Origami

“Una «poética del duelo», propongo, es una escritura que pone la pérdida en circulación o que contornea el agujero que ha sido producido por la pérdida. Una escritura que es la circulación por el borde de un agujero. En este sentido, una poética del duelo no debe ser necesariamente poética en su forma, mas sí en su función. Además de esto, creo que una poética del duelo tendría que ser entendida como una escritura que permita cierta modalidad de la rememoración o del recuerdo. Que abra la posibilidad de crear, para las vidas que quedan, un espacio habitable, por mucho que estén rodeadas de muerte, por mucho que no destierren totalmente a la muerte, y por mucho que, con su ejercicio, hagan aparecer, en cada vuelta, la muerte. 

En ¿Y mañana, qué…? (2009), una conversación entre el filósofo Jacques Derrida y la psicoanalista Élisabeth Roudinesco, Derrida retoma las reflexiones de su libro Espectros de Marx (2012), enfatizando la relación profunda que existe entre el «trabajo del duelo», como lo denominó Freud, y los espectros. Por tanto, como veremos, entre el duelo, la herencia y la identidad. Estos conceptos, aquí ultra condensados, nos servirán de guía para pensar el duelo y su relación con los obituarios escritos por Victoria Chang.”