De parte de las cosas. Proemios – Doce pequeños escritos

Autor(es): Ponge, Francis
Editorial: El cuenco de plata
Año: 2017
Ciudad: Buenos Aires

Desde un principio, los escritos de Ponge, a los que cierta brevedad y cierta atención cuidadosa de las frases les asignaron el estatuto de poemas, no podían clasificarse nítidamente en alguna modalidad preexistente. Hablaban de cosas, describían o definían objetos tangibles, banales, cotidianos, de la naturaleza o de la industria. Si aparecía una figura humana, se reducía a su apariencia y a sus movimientos, a lo involuntario de su existencia. Era un animal que segregaba su sustancia característica, sus hilos como la araña, sus celdillas como la abeja al hacer un panal, su aroma para decir que estaba en un lugar. Y esa sustancia era simplemente otra cosa que se sumaba a las cosas del mundo: la palabra. Sin embargo, desde el punto de vista de la secreción del ser hablante, desde la proliferación inacabable de palabras, cada cosa es infinita.

Si bien en la mayoría de los textos de Le parti pris des choses (publicado por primera vez en 1942) impera la concisión, aun cuando el objeto hubiese podido extenderse en su pasaje a las palabras, ya existía al mismo tiempo la potencia del acercamiento infinito, de las vueltas al objeto que nunca termina de decirse. En la medida en que todo apunta a la aniquilación tanto de palabras como de cosas, la salvación de la escritura consistiría en seguir aunque no haya metas, en licuar el abuso de las pretensiones verbales para que el presente no se someta a su propia anulación por repetición de lo ya siempre dicho.

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Descripción

Desde un principio, los escritos de Ponge, a los que cierta brevedad y cierta atención cuidadosa de las frases les asignaron el estatuto de poemas, no podían clasificarse nítidamente en alguna modalidad preexistente. Hablaban de cosas, describían o definían objetos tangibles, banales, cotidianos, de la naturaleza o de la industria. Si aparecía una figura humana, se reducía a su apariencia y a sus movimientos, a lo involuntario de su existencia. Era un animal que segregaba su sustancia característica, sus hilos como la araña, sus celdillas como la abeja al hacer un panal, su aroma para decir que estaba en un lugar. Y esa sustancia era simplemente otra cosa que se sumaba a las cosas del mundo: la palabra. Sin embargo, desde el punto de vista de la secreción del ser hablante, desde la proliferación inacabable de palabras, cada cosa es infinita.

Si bien en la mayoría de los textos de Le parti pris des choses (publicado por primera vez en 1942) impera la concisión, aun cuando el objeto hubiese podido extenderse en su pasaje a las palabras, ya existía al mismo tiempo la potencia del acercamiento infinito, de las vueltas al objeto que nunca termina de decirse. En la medida en que todo apunta a la aniquilación tanto de palabras como de cosas, la salvación de la escritura consistiría en seguir aunque no haya metas, en licuar el abuso de las pretensiones verbales para que el presente no se someta a su propia anulación por repetición de lo ya siempre dicho.

Francis Ponge (Montpellier, 1899 – Le Bar-sur-Loup, 1988) Pese a sus excelentes escritos académicos, no ingresó a la Universidad ni a la École Normale Supérieure por abandonar intempestivamente los exámenes orales. Trabajo en las editoriales Hachette y Gallimard como administrativo. En 1930, participa durante unos meses en el movimiento surrealista. En 1937 se afilia al Partido Comunista del que forma parte hasta 1947, luego de la Segunda Guerra Mundial, previa participación en 1942 de la Resistencia francesa. A partir de los ensayos que le dedican Sartre y Blanchot, comienza a ser reconocido como uno de los poetas franceses más importantes de posguerra. En la década del ’60, es enarbolado como emblema literario por Philippe Sollers y el grupo de la revista Tel Quel. En los 80, recibe los máximos premios de la poesía francesa. Su poesía, escrita en una lengua minuciosa y précisa, describe la materialidad del mundo: De parte de las cosas (1942), Proemios (1948), La gran recopilación (1961), El jabón (1967), La fábrica del prado (1971), El taller contemporáneo (1977) y Prácticas de escritura o el inacabamiento perpetuo (1984). Entre 1999 y 2002, la prestigiosa Bibliothèque de la Pléiade editó sus Obras completas en dos volúmenes.

Traducción y prólogo de Silvio Mattoni

256 páginas

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