Descripción
Unánimemente ungida como una de las más altas cumbres del ensayo norte-americano del último siglo, desbordándose por fuera de los márgenes de la revista especializada, la crítica literaria de Lionel Trilling logró situarse en los escurridizos dominios de la política y la cultura, y más resbaladizo aún, en el imaginario del lector común.
Académico a regañadientes y novelista frustrado, Trilling fue uno de los críticos estadounidenses más influyentes durante las décadas del cincuenta y sesenta, y ante la avanzada de la supremacía de la forma, el estructuralismo, custodió tenazmente la posición humanista. Porque eso fue, un humanista que, en plena Guerra Fría, huyó de la comodidad que ofrecían las certezas políticas y declaró «el valor de la existencia individual en toda su variedad, complejidad y dificultad» a través de la imaginación dialéctica, de la inteligencia de los matices y de las sutilezas, a través del derecho a escribir mal.
Con trece ensayos que abarcan desde Kipling hasta F. Scott Fitzgerald, desde Anna Karenina hasta Lolita, desde la importancia de la voluntad en el arte hasta la pertinencia de la enseñanza de la literatura moderna y la función de las pequeñas revistas literarias, esta selección inédita es un regreso a la elegancia y los relieves de la inteligencia y estilo de una crítica que despierta aquel embeleso que sentimos en las primeras lecturas de lo que hoy se da en llamar la gran literatura mundial. Trilling fue un humanista que, en plena Guerra Fría, huyó de la comodidad que ofrecían las certezas políticas y declaró «el valor de la existencia individual en toda su variedad, complejidad y dificultad» a través de la imaginación dialéctica y de la inteligencia de los matices.
Selección y traducción de Tal Pinto, 262 págs.
«Tomé una Partisan Review y empecé a leer “Arte y fortuna” de Lionel Trilling, y simplemente temblé de emoción. Desde ahí en adelante, mi sueño fue crecer, mudarme a Nueva York y escribir en esa revista». Susan Sontag
«Para la generación de Lionel Trilling […] la crítica literaria tenía que ver con las cuestiones centrales del quehacer humano, pues veía en la literatura el testimonio por excelencia de las ideas, los mitos, las creencias, los sueños que hacen funcionar a la sociedad». Mario Vargas Llosa
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