Descripción
A menudo, cuando los chilenos se refieren al pasado del pueblo-nación mapuche, llegan a la misma conclusión: el de grandes guerreros, héroes dignos de la tierra y su leyenda. Muchas veces sus nombres adornan calles de diversas ciudades a norte y sur de este país. Acá, en un afán reivindicativo, nos expresaremos sobre estos héroes no con sus nombres castellanizados. No hablaremos de Felipe Lautaro, sino del astuto Leftraru: acá Colo-Colo no es el cacique campeón sino Colocolo, el hombre con convicción y sabiduría que formó a grandes estrategas como Kallfülikan o Kalwarëngo. En una esquina de esta bitácora de líderes de las guerras contra el Tawantin Suyu (el imperio inca) y la Monarquía Hispánica (el imperio español) se encuentra el retrato de estos hombres — y la única mujer reivindicada de esa era hasta ahora, Janequeo-con sus nombres originales en mapudungun y abajo, menos destacados, los apodos y nombres castellanizados tanto por españoles como por chilenos en los siglos posteriores.Esta obra es un esfuerzo del autor Lukas Bravo Nicolás y de la editorial de dar a conocer los emblemas del pueblo-nación mapuche. Ellos son a quienes siempre los “otros” han cambiado sus nombres intencionalmente, llamándolos “aucas”, “araucanos” o inclusive “yndios nobles”, para borrar o manipular su legado: ello son los “reche”, los “promaucae” y finalmente los “mapuche”. La firma del Tratado de Quilin por parte de la Monarquía Hispánica con los Cuatro Butalmapus supone el máximo ejemplo de detener la expansión de los españoles en la región sudamericana y un reconocimiento explícito a la heterogeneidad del territorio y sus pueblos que dan origen a la República de Chile.
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