Descripción
Dos proposiciones y un problema valen por su consistencia crítica, porque obran sobre los estudios lingüísticos y gramaticales de los siglos XIX y XX, para que prestemos atención a las investigaciones de Michel Foucault en la década del sesenta sobre Jean-Pierre Brisset (1837-1919). Estas proposiciones y este problema parecen funcionar excéntricos a la arqueología del saber y a la genealogía del poder, aunque no dejen de atravesarlas como campos de interrogación que mueven la obra del filósofo francés. La primera proposición enuncia que no habría un estado primero de la lengua como un conjunto definido y definible de símbolos y de reglas de construcción. La segunda proposición afirma que la lengua funcionaría por maquinación azarosa y repetitiva de movimientos impredecibles que no pueden encontrar una misma raíz para palabras diversas. De ambas proposiciones Brisset deduce en su lógica gramatical que la traducción resulta imposible entre lenguas vivas porque no hay lengua elemental sino lenguaje en juego sin ninguna unidad ni estabilidad y que los elementos complejos del habla no pueden ser reducidos a elementos simples porque hay tantos “orígenes” como palabras. De tal modo que en el magma discursivo entre repetición y azar hay multiplicidad de comienzos como palabras posibles, lo que permite pensar que la multiplicidad de enunciados resulta comprimida en cualquier palabra y que cada palabra puede actualizar por homofonía desplazamientos del sentido. En este funcionamiento “hombre” y “lengua” son una doble invención problemática sobre un inmenso discurso anterior tan múltiple como ajeno a ambos conceptos, que insistiría por repetición en el hábito de lo dicho como un “traqueteo” fónico comprimido en las palabras.
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